No recuerdo este momento, sin embargo ahora viendo el video de tu nacimiento puedo ver que desde el momento en que saliste de mi pancita, eras perfecta.
La noche que naciste fue una de las más largas y angustiantes... sin embargo al día siguiente cuando al fin me dejaron verte, puedo decir que me enamoré. Recuerdo que siempre le decía a tu papi que ya quería verte, así como cuando uno espía los regalos de navidad. Pero cuando al fin te vi, ya no quería devolverte una vez más.
Los 15 o 20 minutos que nos dejaban verte, no eran suficientes para decirte cuánto te queríamos.
Hoy ya han pasado 10 meses y cinco días desde el día que llegaste por completo a nuestras vidas, y creces cada día más. A pesar de todo eres una bebé super pilas, y con una risa que siempre logra contagiarnos y alegrarnos el día.
Desde que llegaste nos cambiaste la percepción que teníamos de las cosas, gracias a ti hemos aprendido a disfrutar y valorar esas pequeñas cosas o momentos, que valen más que mil cosas grandes, como por ejemplo salir a dar una caminata contigo y ver la felicidad en tus ojos cuando por fin puedes hacer que tu juguete suene, o simplemente porque algún ruido te pareció divertido. Es ver esa chispa de vida en tus ojos, que siempre está ahí, aún en los días más difíciles.
Tu papi y yo aprendimos a dejar de escuchar todo lo que tienen que decir los doctores, porque sabemos que tu ya eres un milagro. También hemos aprendido a vivir un día a la vez, porque los planes no resultan como deberían.
Nuestra vida no ha sido normal, no podemos hacer lo que todos los padres hacen, irnos a la playa cada fin de semana, ir a la sierra o tan sólo quedarnos en la calle andando contigo, porque tenemos miedo. Quizás muchos piensen que somos demasiado cuidadosos cuando se trata de ti, pero ningún cuidado es suficiente, con tal de no perderte nunca.
Tu papi y yo sabemos lo que significa que tu vida este colgando de un hilo, sabemos cómo se siente ese temor, y la crueldad de los doctores en muchas ocasiones, y ciertamente no deseamos pasar por algo así nuevamente. Siempre tratamos de que tu tiempo con todos los que te amamos sea el más feliz que exista. Aunque esto no significa que se te consienta en todos tus berrinches, en ocasiones me dicen que no sabes lo que haces, pero ese brillo en tus ojos cuando te ríes porque estás a punto de morderme, me dice lo contrario, eres muy inteligente. Y como dijimos el día que te diagnosticaron, tendrás una vida normal, porque no queremos que aprendas a autocompadecerte, la vida no es fácil, pero es llevadera cuando tienes a personas que te apoyan, que te enseñan a pescar para que no mueras de hambre el resto de días.
Sabemos que toda nuestra familia te ama, pero recuerda que nadie jamás te amará tanto como Dios y nosotros, tus padres. A pesar de que en ocasiones te regañamos, es porque creces... y porque queremos que sea una nena guapa y bien educada.


Esperamos poder seguir contando con todos, y más que nada con sus plegarias, sabemos que han sido parte fundamental en todo esta jornada.
Sabemos que los hijos son prestados, y damos gracias por habernos prestado a esta gordita coqueta.