Valerie perdió sus dos primeros dientes el año pasado, afortunadamente encontramos a una Odontóloga pediatra que es espectacular con los niños, tiene una paciencia única y lo mejor es que en su consultorio tiene camitas inmovilizadoras para los niños, que como Valerie, son un poquito más difíciles a la hora de hacer un tratamiento; obvio esto después de firmar un documento que indica tu autorización para el uso de la misma. La doctor realizó el proceso de extracción súper rápido ¡y ya! Super fácil. Debo admitir que fue de esos momentos en los que no puedes creer cuánto está creciendo tu hija. La doctora nos dió un ratoncito para guardar sus dientecitos y muchas Haditas de los dientes le dieron recompensa por ser valiente.
Sin embargo casi un año después el cuadro fue distinto. Sus dos dientes de adelantes, los famosos dientes de conejo, comenzaron a aflojarse ¡En medio de una pandemia! El terror se apoderó de mí y enseguida le escribí a la doctora: "Hola doctora, ya se que está embarazada y casi casi con la bebé afuera... Pero le podría sacarle los dientes a Valerie" (obvio que no le escribí eso... Pero fue más o menos lo que pensé), ella me dijo lo que estaba esperando, que estaba a punto de tener a su bebé y que comenzaría a atender en septiembre nuevamente, me dió un par de consejos y ahí murió la cosa. Así que recurrimos al plan b, video consulta con la tos Edith, que es Odontóloga pero vive en el Oriente, ella nos dió pequeños consejos y nos dió el nombre de un spray para que cuando los dientes estuviesen bien flojitos no le doliera mucho al momento de sacarlos.
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Pasaron un par de semanas, nos infectamos con Coronavirus, y las esperanzas de llevar con una Odontóloga diferente desaparecieron. Éramos nosotros contra los infames dientes. (Sonido de drama)
Todos los días trataba de moverle los dientes a Valerie para que estuvieran lo más flojitos posibles, hasta que llegó el día que yo consideré que estaba lista... Y fue fatal, ¡horrible! Espero no tener que hacerlo de nuevo.
Fue en la noche antes de darle sus medicamentos, apliqué la del hilito (técnica usada por las madres latinas para sacarle los dientes a sus hijos). Tratamos amarrar el diente que según yo estaba más flojo, y nada... No lograba que se quedara alrededor del diente. Finalmente logré amarrarlo como tenía que hacerlo, de repente apareció el pánico nuevamente... ¿Quién tirará del cordel? Mi esposo trató pero el diente seguía bien "pegado". Para mí suerte y desgracia, cuando lo hice yo si se aflojó pero un pequeño trocito diminuto de piel se quedó unido al diente... Valerie lloraba asustada, yo temblaba de nervios porque comenzó a salir sangre y mi esposo decía "yo sabía que no estaba lista aún", ¡Un caos!
Después de unos minutos la sangré paro y el diente salió por completo, la tragedia epica había finalizado. Valerie estaba chimuela una vez más y sonriendo como si hace unos instantes no hubiese habido sangre en su boca. En ese momento juré no sacarle un diente nunca más... Pero queda aún uno pendiente.
Al día siguiente mientras Valerie desayunaba y le limpiaba su boca, el otro diente se aflojó aún más, ya me veía temblando de miedo tratando de sacarle el diente una vez más. Sin embargo no contaba con la astusia de la cucaburrita, mientras veía televisión ella mismo se sacó su dientecito, entre sus tantas volteretas éste salió de su boca y nos esperó pacientes tendido en su cama, como diciendo ¡Cobardes!.
Aún faltan muchos dientes y también los de si hermano Saúl, quien anhela que se la caigan los dientes para que el haga de los dientes le dejé una monedita brillante debajo de su almohada, sin embargo espero que para esos restantes pueda ir con su doctora para que realice el procedimiento. Debo decir que es más fácil ver qué alguien más lo haga, a hacerlo tú solo.
Les dejo aquí la información de la doctora, su nombre es Andrea Coral, y es espectacular con los niños.
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