agosto 24, 2020

Valerie se contagió con COVID19. ¡DOS VECES!

Así mismo, como leíste en el título. Valerie, que ahora tiene 6 años, acaba de pasar su segundo contagio de Coronavirus, y he decidido contar un poquito la experiencia, aunque debo decir que no para todos los niños (y personas en general) es igual.
El 16 de marzo en Ecuador comenzamos la cuarenta obligatoria dispuesta por el gobierno, días anteriores hicimos todos los exámenes y consultas médicas pendientes que teniamos, esto sin saber de las medidas que se iban a dar, claro está.
El último día "libre" traté de conseguir provisiones para nuestra casa, y digo conseguir porque todo estaba caro y la gente había agotado todo la comida en supermercados y tiendas. Los niños tenían una cita médica por la tarde, sin embargo a último minuto mi esposo me pidió que lo vayamos... "Por seguridad" me dijo en ese momento, yo insistí un poco pero finalmente envié un mensaje a la doctora comunicándole que no asistíamos. Ella se molestó un poquito, pero ahora entiendo que eso debía pasar.
Al día siguiente comenzó oficialmente el encierro… mi esposo trabajó dos días más, tratando de dejar todo listo en su trabajo.
El día jueves cuando nos levantamos me comentó que tenía fiebre y malestar general en el cuerpo. Yo le dije que estuviese tranquilo, que no pensaba que fuese nada más allá de una simple gripe... Sin embargo llamó al número de emergencias que el gobierno había designado para diagnosticar posibles casos de COVID y le dijeron que si no le estaba faltando la respiración y si no había estado en contacto con la paciente cero, no debían preocuparse. ¿Genial verdad? Sin embargo decidió tener una videoconsulta, y la doctora le dijo que probablemente era solo una derivación de su malestar estomacal, le envió medicamentos para esto y ya. También le envió a hacer pruebas de sangre, pero nada específico para el famoso virus.
Los días pasaron y yo me estaba encargando completamente de todo, los niños, la casa, la comida, etc. En la tele anunciaban que en nuestra ciudad todo iba en aumento, los casos, los muertos... Todo. Por otro lado mi esposo seguía estando mal, no al punto de ahogarse, pero si estuvo muy enfermo. Saúl, nuestro hijo, lloraba por no poder entrar a nuestro cuarto y besarlo.
Pasada una semana o algo así, a mi también me dió un poco de fiebre y dolor al cuerpo... Yo muy valiente pensé que era porque estaba muy estresada, cansada y agotada tanto física como mentalmente. Estuve así un par de días, sin embargo tenía que ser fuerte y estar bien por los niños. Pensamos en enviarlos a casa de mi mamá, pero tenía mucho miedo... No sabíamos que era lo que teníamos... Y no quería que a mí mamá le pase nada. 
Dentro de todo este embrollo, se descubre que una compañera del trabajo de mi esposo dió positivo para COVID... Y tuvo que ser internada en un hospital porque su saturación de oxígeno no era buena, estuvo luchando varios días por su vida, sin embargo perdió la batalla. Esto fue muy impactante para nosotros, estuvimos muy mal por varios días, pensando en lo frágil que es la vida, con mucho miedo de que nos pudiera pasar a nosotros y con la tristeza inmensa por su familia y sus niños que quedaban sin su mamá.
Un de estas noches Valerie presentó un poco de fiebre, no muy alta. Gracias a Dios en casa siempre tengo medicamentos para esto, le dimos su medicina y durmió tranquila. No volvió a aparecer la fiebre y nosotros nos calmamos un poco.
Ya para este punto todos estábamos con muchísima ansiedad, no estábamos durmiendo ni comiendo. Así que decidimos dejar de ver los noticieros y jugar Animal Crossing. Loco no? 
Ya habían pasado un par de semanas, mi esposo estaba mejor de salud y de ánimos, sin embargo en las noticias nada parecía mejorar. Las cifras seguían subiendo de manera asombrosa.
Todos los días veíamos en redes sociales como nuestros amigos y conocidos perdían familiares a causa del virus. Una mañana nos levantamos con la noticia de que el  Fisiatra de toda la vida de Valerie había fallecido, fue un golpe muy fuerte, sentimos como si fuese la pérdida de un familiar puesto que este doctor había Sido un apoyo para nosotros, lo habíamos visto semanas antes con su sonrisa tan alegre y contagiosa y su buen ánimo. Ere ese tipo de doctor que te hace creer que aún existen buenos profesionales en el mundo. Fue un golpe más... Uno muy fuerte.
Las semanas pasaban y mi cuñado hacia las compras por nosotros, nos traía lo que necesitábamos para alimentarnos. 
Luego llegó el cumpleaños de Valerie... Sus 6 años.... Y ese día estuve muy pero muy sentimental. Fue el primer año en que no estuve con la locura de arreglar la mesa para la foto, ni cocinando para la familia, ni haciendo nada... Bueno si hice... Le horneé un pastel para nuestra pequeña, después de todo no hay que dejar pasar un cumpleaños sin soplar la velita, y más que nada en los tiempos que estábamos pasando. Cantamos feliz cumpleaños por videollamada y fue la cosa más triste del mundo. Extrañé tanto la locura de los cumpleaños, tener a nuestras familias cerca... Que de tan solo escribirlo ya estoy llorando...
En fin... Días después mi cuñado consiguió a través de una amiga pruebas rápidas de COVID. Y bueno, decidimos comprar y hacerlas y fue ahí cuando nos enteramos que los cuatro habíamos tenido el virus. Las pruebas mostraban habíamos desarrollado los anticuerpos y nos quedamos todos en shock. Se lo contamos a nuestras familias y simplemente era algo de no creer. Agradecí muchísimo a Dios en ese momento... Porque en la época en que todos estaban muriendo en los hospitales, nosotros habíamos vencido al virus en nuestra casa y sin saberlo. Amé muchísimo más a mi familia en ese momento.
Con el pasar de los meses comenzamos a hacer la vida un poquito normal. Mi esposo tuvo que volver parcialmente al trabajo, con mucho miedo, pero era algo que tenía que hacer. Así mismo comencé a ir a hacer las compras al supermercado 1 vez cada 3 semanas y tomando todas las precauciones. Evitamos el contacto físico con nuestras familias lo más posible. Los niños tuvieron que aprender a usar mascarillas, a Saúl le encantó esta idea... Pero a Valerie no tanto. 

Los primeros días de Julio adoptamos a una perrita, para que haga los días más alegres a los niños, y fue bien recibida por todos. Al inicio hasta yo me preguntaba si era buena idea. Pero después de un tiempo se ha vuelto parte de familia. Aunque aún es cachorra y está aprendiendo, no lo está haciendo nada mal.
Con la llegada de Sukie, la perrita, llegaron los paseos por el malecón de nuestra urbanización... Era como un pequeño goce de libertad y ejercicio al mismo tiempo. También disfrutaba mucho el tener que llevarla al veterinario... Era una pequeña salida, pero significaba mucho para todos. Los niños veían a nuestras familias y nosotros veíamos la calle por un ratito siqnie sea. 
En julio también Valerie retomó su terapia fisica, ¡esto me tranquilizó muchísimo! Nunca había estado tanto tiempo sin hacerlas. Su terapista es un sol, es como parte de la familia. 
Llegaron luego unos días en los que mi esposo tuvo que ir a ver a un par de clientes e ir al banco.... Sospechamos que aquí se contagió ¡Otra vez! Y adivinen que? No teníamos ni la más mínima idea. Nos dimos cuenta porque quisimos tener una pequeña cena romántica, sangría y un piqueo. Al día siguiente mi esposo amaneció fatal del estómago, le dolía mucho. Fui por un par de medicamentos que le habían recetado la vez anterior... Y nos hicimos las famosas pruebas rápidas... Y una vez más... Todos teníamos el virus activo. Avisé enseguida a la terapista, que por favor no viniera. Y obviamente a la familia. Comenzó la paranoia y obvio no es para menos, es algo que de escucharlo da mucho miedo. Sin embargo lo quisimos considerar una señal.
Ese fin de semana teníamos planeado un pequeño viaje de ida y vuelta al campo, los niños se quedarían con mis suegros y yo iría a ver a mi familia y al bebé de mi prima recién nacido. ¡Gracias bendito malestar estomacal! Sin el no nos hubiésemos dado cuenta de nada y hubiésemos infectado a quién sabe cuántos.
Esta vez ha Sido diferente, no han habido síntomas, en ninguno de nosotros. Valerie dió negativo ya en la prueba de hisopado. Sin embargo Jorge y yo aún tenemos pequeños rastros del virus en nuestro cuerpo, según la prueba de sangre. Así que probablemente estemos encerrados una semana más. 

Por cierto, recuerdan que dije que por suerte no habíamos ido con la odontóloga? Resulta que ¡estaba embarazada! Nosotros no teníamos ni idea. Pero gracias a que mi esposo sugirió cancelar la cita a último momento, no infectamos a la doctora ni a su bebé.

De todo esto me sorprende tanto como Valerie, perteneciendo al grupo más vulnerable, ha logrado superar una vez más esto. Definitivamente ella tiene ganas de seguir mostrando su hermosa sonrisa y que sigamos contando su historia.
Si llegaste hasta aquí, gracias por leerme.

Dr. Guillermo Alfredo Iglesias Bernal, descanse en paz. Gracias por siempre atendernos de la mejor forma, por todo su cariño y amor a sus niños. Lo llevaremos siempre en nuestros corazones.