abril 09, 2021

7 años


 Han pasado exactamente 7 años desde la primera foto, y verla es que se estremezcan muchas cosas dentro de mí, ¿Qué manera de comenzar la maternidad, verdad? Fueron momentos de mucha incertidumbre y tristeza, sin embargo al ver la de abajo no puedo más que dar gracias.

Dios ha sido bueno, en esos momentos muchas familias se quiebran, sin embargo Dios fortaleció mi en ese entonces tan nueva familia. A pesar de ser jóvenes e inexpertos, nos agarramos de la mano y luchamos con todas las fuerzas por nuestra hija, que aunque tenía una salud tan frágil nos demostró que sus ganas de vivir y ver el mundo fueron mas grandes que toda adversidad.

La historia ya ustedes la conocen, pero quise postear esto porque en los momentos de incertidumbre mundial que vivimos, sé que a veces necesitamos un recordatorio de que Dios existe y está en cada cosa del día a día.

Veo a Valerie y todas sus locuras y veo la grandeza de el. Mi hija es un milagro viviente.

Valerie es una niña muy sana, casi nunca se enferma y cuando lo hace no es de gravedad, está libre de convulsiones desde hace 6 años y a pesar de no caminar y no hablar, sabe expresar muy bien sus necesidades, incluso este año eligió el tema de decoración para su cumpleaños.

Me encanta verla emocionarse por las canciones que le gustan, cuando se ríe porque en la televisión hay algo chistoso o cuando estamos retando a su hermano y a ella le parece divertido. 

Mi hija es una niña completa y con el tiempo las prioridades han ido cambiando. Cuando estaba pequeña (de meses) lo que más quería en el mundo era que caminara y hablara y pudiésemos hacer una vida normal. Sin embargo al pasar de los años mis deseos han cambiado, ahora mi meta con ella es que sea feliz, sana y amada. Ya no me quita el sueño el pensar cuando va a caminar y hacer cosas de niños normales, no digo que he perdido las esperanzas, pero simplemente ha dejado de ocupar el número 1 en la lista de deseos. 

Mi hija es especial, como lo es cada niño en la tierra, y yo la adoro tal y cual es. Peleamos, discutimos, nos reconciliamos... etc. ¿así funciona no? Y aunque quizás nunca vayamos al ballet o la llevemos a clases de canto, compartimos momentos parecidos, cuando estamos en sus terapias o en la piscina.


Hoy quiero agradecer a todos porque sé que siempre estamos en sus oraciones, porque a lo largo de los años he conocido gente maravillosa gracias a Valerie, he hecho mis amigas que también son Special needs moms, y me gusta conversar y compartir con ellas. 


¡Gracias por ser parte de la historia de la oruguita gritona más querida y mimada!